jueves, 20 de julio de 2017

Agentes Físicos

         Los agentes físicos si los vemos de la parte de fisioterapia sirven para la rehabilitación como lo dice en su concepto (son energías y materiales a los pacientes para ayudar en su rehabilitación. Los agentes físicos incluyen calor, frío, agua, presión, sonido, radiaciones, electromagnéticas y corrientes eléctricas).
            Pero si lo vemos en la parte laboral los podemos definir como manifestaciones de la energía que pueden causar daños a las personas.
            Los agentes físicos son vistos desde años atrás para las rehabilitaciones de todos los seres humanos, la diferencia es que antes se utilizaban elementos naturales como el agua, aire y sol. Hoy en día son utilizadas distintas maquinarias y son vistas en fisioterapia.
            El propósito de este blog, es brindar información a las personas que necesiten tener conocimientos o que tengan alguna duda sobre los agentes físicos y que puedan satisfacer y responder a sus preguntas con el contenido que contiene este blog. Nuestro principal objetivo como futuras fisioterapeutas de crear este blog es colaborar, contribuir y compartir nuestro conocimiento acerca de este tema y que puedan servirles para transformar el conocimiento de las personas que no conozcan el papel de los agentes físicos en nuestra vida y principalmente en la fisioterapia.
            
¿Qué son los Agentes Físicos?

            Los agentes físicos son energías y materiales aplicados a los pacientes para ayudar en su rehabilitación. Los agentes físicos incluyen calor, frió, agua, presión, sonido, radiaciones electromagnéticas y corrientes eléctricas. Se puede utilizar el término de agentes físicos para describir la energía de tipo general, como por ejemplo, la radiación electromagnética y el sonido; un rango específico dentro del campo general, como la radiación ultravioleta o el ultrasonido; y los propios medios para aplicar la energía, tales como una lámpara UV o un transductor de ultrasonido.
            Los agentes físicos son medios utilizados en la profesión de la fisioterapia para sus diversas técnicas de tratamiento. Estos, son una forma de tratamiento que ayudaran a mejorar y fortalecer la situación de salud que el paciente presente. Los agentes físicos los encontramos en el medio ambiente y en terapia física aprendemos la ciencia de utilizarlos y sacarles provecho para obtener  en base a sus efectos fisiológicos, beneficios para el organismo humano.
            Los beneficios de utilizar agentes físicos es que su costo es bajo, sus efectos son excelentes  y rápidos, además de permitir múltiples maneras de aplicación, haciéndolos adaptables a casi cualquier lesión, enfermedad o afección.
            De los agentes físicos utilizados en el campo sanitario los más peligrosos son las radiaciones ionizantes que se utilizan en el diagnóstico y el tratamiento médicos. Sus efectos sobre las personas pueden tener consecuencias para su salud o para la salud de las de futuras generaciones (riesgos somáticos y genéticos), por lo que es imprescindible para el personal sanitario conocer las medidas de protección radiológica en el centro de trabajo en el que se utilizan estas radiaciones.
            Los riesgos provocados por agentes físicos dentro del ambiente del trabajo son varios y existe una serie de riesgos cuyas causas vienen provocadas por: el ruido, las vibraciones, las radiaciones, el calor y el frío, y la electricidad.

1. El ruido

            Podemos definir el ruido como un sonido no deseado, molesto e intempestivo, una sensación sonora desagradable que en determinadas situaciones pueden causar alteraciones físicas y psíquicas.
Los efectos del ruido pueden depender de tres factores:

a) Intensidad: fuente del ruido y de las alteraciones que se producen en el aire, siento su unidad de medida el decibelio.

b) Frecuencia: está relacionada con el tono de los sonidos, pudiendo ser este: grave o agudo, según la frecuencia.

c) Molestia: factor que incluye para algunas personas incluso el sonido de baja intensidad.


            Las lesiones fisiológicas del ruido pueden ser la rotura del tímpano, sordera temporal. Aumento del ritmo cardíaco. Las lesiones psicológicas pueden ser agresividad, ansiedad, disminución de atención, pérdida de memoria.


2. Las vibraciones

            Las vibraciones se producen cuando se transmite a alguna parte del cuerpo el movimiento oscilante de una estructura, ya sea el suelo, una empuñadura o un asiento. Las lesiones resultantes afectan principalmente el aparato circulatorio como son enrojecimiento de manos y muñecas, hinchazones, dolores en todas las articulaciones, náuseas y úlceras.

3. Las radiaciones

            Se caracterizan por ser una forma de transmisión de energía, pueden ser naturales o artificiales. Las naturales son las radiaciones del sol y artificiales son los rayos X, las ondas de radio y las microondas.
            Las radiaciones ionizantes, tales como rayos X, rayos gamma son las mas peligrosas pueden estar presentes en centrales nucleares, hospitales, etc. Sus daños en el hombre pueden ser cambios pasajeros en los componentes sanguíneos, provocando nauseas, vómitos y fatigas.
            Las radiaciones no ionizantes son de media y baja frecuencia como son las ondas de radio, rayos ultravioleta, infrarrojos. Pueden provocar quemaduras, o lesiones oculares como conjuntivitis o cataratas.

4. Calor y frío

            Uno de los efectos más frecuentes del calor es el estrés térmico, que es un estado de malestar físico producido por una acumulación excesiva de calor en el cuerpo humano. Cuanta más alta es la temperatura ambiente, más rápida trabaja el corazón, se produce una aceleración del pulso, calambres, fatiga y agotamiento. El frío destaca como más importantes la hipotermia, o bajada excesiva de la temperatura corporal y la congelación.

5. Electricidad

            Cuando el cuerpo humano entra en contacto con la electricidad, los efectos dependen de la cantidad de corriente que se trate y de la resistencia que ofrezca cada individuo y su entorno. Pueden existir dos tipos de contactos con la electricidad: el contacto directo. Cuando se toca una parte activa de una instalación con corriente eléctrica y el contacto indirecto cuando se entra en contacto con masas puestas en tensión. Las lesiones resultantes son quemaduras, paros cardíacos, conmoción e incluso la muerte.




Tipos de agentes físicos

            Se pueden categorizar los agentes físicos como térmicos, mecánicos, o electromagnéticos. Los agentes térmicos incluyen agentes de calentamiento profundo, de calentamiento superficial y enfriamiento superficial. Los agentes mecánicos incluyen tracción, comprensión, agua y ultrasonido. Los agentes electromagnéticos incluyen campos electromagnéticos y corrientes eléctricas. Algunos agentes físicos pueden ser incluidos en más de una categoría. El agua y el ultrasonido, por ejemplo, pueden tener efectos mecánicos y térmicos.

Agentes Térmicos

            Los agentes térmicos transfieren energía al paciente para producir un aumento o un descenso de la temperatura del tejido. Ejemplos de agentes térmicos incluyen bolsas de calor, bolsas de frio, ultrasonido, piscinas de chorros y la diatermia. La crioterapia es la aplicación terapéutica de frio, mientras que la termoterapia es la aplicación terapéutica de calor. Dependiendo del agente térmico y de la parte del cuerpo sobre la que se aplica, los cambios de temperatura pueden ser superficiales o profundos y pueden afectar a un tipo de tejido más que a otros.
            La termoterapia se utiliza para aumentar el flujo sanguíneo, la tasa metabólica y la extensibilidad de los tejidos blandos o para disminuir el dolor. La crioterapia se aplica para disminuir el flujo sanguíneo, la tasa metabólica o el dolor. El ultrasonido es un agente físico que tiene efectos térmicos y no térmicos. Se define como como un sonido con una frecuencia superior a 20.000 ciclos/segundos. Debido a su alta frecuencia, no puede ser percibido por el oído humano. El ultrasonido es una forma de energía mecánica compuesta de ondas alterantes de comprensión y rarefacción.  


Agentes Mecánicos

            Los agentes mecánicos consisten en la aplicación de fuerza para aumentar o disminuir la presión sobre el cuerpo el paciente. Algunos ejemplos de agentes mecánicos incluyen el agua, la tracción, la comprensión y el sonido. El agua puede proporcionar resistencia, presión hidrostática y flotabilidad para la realización de un ejercicio o presión para limpiar heridas abiertas. La tracción disminuye la presión entre las estructuras, y la comprensión aumenta la presión sobre y entre estructuras. El ultrasonido ya fue explicado en la sección anterior.
            Al uso terapéutico del agua se le denomina hidroterapia. El agua se puede usar con o sin inmersión. La tracción se utiliza en la mayoría de los casos para aliviar la presión sobre estructuras como nervios y articulaciones que produce dolor u otros cambios sensitivos o inflamación. La comprensión se utiliza para contrarrestar la presión de un líquido y controlar o revertir la adema.  


Agentes Electromagnéticos

       Los agentes electromagnéticos aplican energía en forma de radiación electromagnética o e corriente eléctrica. Algunos ejemplos de agentes electromagnéticos son la radiación UV, la radiación infrarroja (IR), el láser, la diatermia y la corriente eléctrica. La variación de la frecuencia y la intensidad de la radiación electromagnética provocan cambios en los efectos causados y en el grado de penetración. El láser es una radiación electromagnética monocromática, coherente y direccional, que esta generalmente en el rango de la luz visible o de la radiación IR. La diatermia de onda corta continua, que tiene una frecuencia de 10 ciclos/segundo, produce calor tanto en los tejidos superficiales como profundos. La electroestimulación (EE) consiste en la utilización de corriente eléctrica para inducir una contracción muscular (EE a nivel motor) y cambios sensoriales (EE a nivel sensorial), reducir el adema o acelerar la curación de los tejidos.



Historia de los agentes físicos en la Rehabilitación y la Fisioterapia

            El empleo de los agentes físicos se remonta a los comienzos de la existencia humana. A pesar de la escasa información al respecto, existen evidencias y además se presume que el hombre utilizaba el agua, fuego, la luz solar o hasta el mismo frío como agentes físicos para la curación de heridas, lo que se traduce en la búsqueda de la sobrevivencia. De este modo, se puede concluir que los agentes pasaron a formar un componente imprescindible para el hombre desde tiempos inmemoriales y han acompañado a la humanidad hasta nuestros días.
            Los primeros escritos que nos dan luces respecto al empleo de los agentes físicos se remontan a esta época, pues es aquí donde ya es posible constatar en forma tangible su utilización. Es así como sobresalen dos escritos milenarios, por un lado el Ilon Fu, redactado aproximadamente en el 2888 a.C. en China, y que arraiga fuertemente la filosofía del kung fu y cuyo objetivo es el alcance de la armonía corporal. Por otro lado yace el Ayurveda, texto cuyos orígenes se remontan a la India y redactado cerca del 1800 a.C. La importancia de ambas publicaciones, ya sea a través de una u otra filosofía, radicaba en el objetivo de cultivar y cuidar el cuerpo por medio del ejercicio físico, además señalaban la importancia de los elementos como el agua, aire y sol, cuyas propiedades permitirían al hombre conseguir la purificación de sus cuerpos. Estos textos implican quizás el primer nexo entre la fisioterapia (empleo de agentes físicos con fines terapéuticos) y el hombre.
            Es importante hacer mención respecto a la labor de persas y egipcios, fieles representantes del masaje, el ejercicio físico y todo aquello vinculado a baños termales, pues sirvieron como ejemplo para la sociedad de aquella época, permitiendo acuñar sus costumbres en la vida cotidiana.
            Ellos consideraban que el cuerpo yacía constituido por los elementos agua, tierra, aire y fuego. Almaceno de Trotona, estableció que el equilibrio o isonomía de dichos humores era determinante para la buena salud, mientras que el no equilibrio era potencialmente favorable para generar una anormalidad o mejor dicho la enfermedad.
            Toda nuestra ciencia y empleo de los agentes físicos se sustenta en base al mundo griego. Dicho pueblo interpretaba las patologías como el desequilibrio o desarmonía de los “humores” o cualidades acerca del número y tipo de sustancia fundamentales para la vida, según este pensamiento una enfermedad implicaba una alteración de una ecuación natural respecto a los elementos que conformaban el cuerpo humano.

El papel de los agente físicos en rehabilitación

            Los agentes físicos son herramientas disponibles para ser utilizadas como componentes de rehabilitación cuando su uso sea apropiado. La declaración oficial de la América Physical Therapy Association (APTA) sobre el uso exclusivo sobre los agentes físicos, publicada en 1995 y reiterada en 2005, establece que “si no hay documentación que justifique la necesidad del uso exclusivo de agentes/modalidades físicas el uso de agentes/modalidades físicos, en ausencia de otras intervenciones educacionales o terapéuticas no debe ser considerado fisioterapia”. En otras palabras la APTA establece que la utilización solo de agentes físicos no constituye generalmente fisioterapia y que, en la mayoría de los casos, los agentes físicos deben aplicarse en combinación con otras intervenciones.
            El uso de los agentes físicos como componente de la fisioterapia implica la integración de las intervenciones apropiadas en cada caso. Esta integración pude concluir la aplicación de agentes físicos o educar al paciente en su aplicación como parte de un programa completo para ayudar a los pacientes a lograr sus objetivos de actividad y participación. Sin embargo, dado que el objetivo de este texto es promocional a los clínicos un mejor conocimiento de la teoría y de la correcta aplicación de los agentes físicos, se centra en la utilización de los agentes físicos y describe otros componentes de los programas de rehabilitación con menos detalles.
            Los agentes físicos tienen efectos directos principalmente en el nivel de la eficiencia. Estos efectos pueden promover mejora en la actividad y la participación. Por ejemplo, en un paciente con un dolor que le afecte en la movilidad, se pueden utilizar las corrientes eléctricas para estimular los nervios sensoriales que contralan el dolor, de forma que el paciente pueda tener una mayor movilidad y aumentar así las actividades que puedan realizar, como levantar objetos, y su participación, como volver a su actividad laboral. Los agentes físicos pueden aumentar también la eficacia de otras intervenciones. Se utilizan en combinación con el ejercicio terapéutico, el entrenamiento funcional y la movilización manual o como preparación para estas intervenciones. Por ejemplo, se puede aplicar una bolsa caliente antes de los estiramientos para aumentar la extensibilidad de los tejidos blandos superficiales y facilitar el aumento más eficaz y seguro de los tejidos grandes cuando se aplique la fuerza de estiramiento.

Contraindicaciones y Aplicaciones generales para la utilización de los agentes físicos

            A las restricciones al uso de intervenciones terapéuticas concretas se les denomina contraindicaciones o precauciones.
            Las contraindicaciones son condiciones bajo las cuales no se deberían aplicar un determinado tratamiento, y las precauciones son condiciones bajo las cuales una determinada forma se debería aplicar con un cuidado especial o limitaciones. Se pueden utilizar los términos contraindicaciones absolutas o relativas en lugar de contraindicaciones con precauciones, respectivamente.
            Aunque las contraindicaciones y precauciones para la aplicación de agentes específicos varían, hay algunas aplicaciones que constituyen contraindicaciones o precauciones para el uso  de la mayoría de los agentes físicos. Por tanto, se debería tener especial cuidado cuando se considera la aplicación de un agente físico a un paciente cuando algunas de estas condiciones estén presentes.

Elección de los agentes físicos

            Los agentes físicos normalmente ayudan en la rehabilitación gracias a sus efectos sobre la inflamación y la curación de los tejidos, el dolor, el tono muscular o las restricciones de la movilidad las pautas para la elección de la intervención basadas en los efectos directos causados por los agentes. Si el paciente presenta más de un problema y su tratamiento tiene varios objetivos, es necesario centrarse en cada momento en un número limitado de objetivos. Normalmente es recomendable que se atienda primero los problemas más importantes y aquellos que sean más posibles que respondan a la intervención disponible; sin embargo, la intervención ideal facilitara el proceso de varias aéreas. Por ejemplo, si el paciente tiene dolor en la rodilla o causado por una inflamación aguda de la articulación, el tratamiento debe ir dirigido en primer lugar a resolver la inflamación; sin embargo, la intervención ideal ayuda también a aliviar el dolor. Aun en el caso mediante la intervención con un agente físico no se pueda influir directamente sobre un problema principal subyacente, como, por ejemplo la artritis, se puede utilizar el tratamiento con agentes físicos para ayudar a aliviar las secuelas de esos problemas, como el dolor o la hinchazón.

Efectos de los agentes físicos

            La aplicación de los agentes físicos causa principalmente una modificación de la inflamación y curación del tejido, alivio del dolor, alteración de la extensibilidad del colágeno o modificación del tono muscular.

1. Inflación y curación: Cuando se lesiona el tejido, normalmente responde de manera predecible. La inflamación es la primera fase de la recuperación, seguida de las fases de proliferación y maduración. La modificación de estos procesos de curación puede acelerar la rehabilitación y reducir los efectos adversos, tales como inflamación prolongada, dolor y desuso. Esto, a su vez, permite una mejora rápidamente los objetivos terapéuticos. Los agentes térmicos modifican la inflamación y la curación al alterar  las tasas de flujo sanguíneo y de las reacciones químicas. Los agentes mecánicos controlan la movilidad y alteran el flujo de líquidos, y los agentes electromagnéticos alteran la función celular, particularmente la permeabilidad y el transporte en la membrana. Muchos agentes físicos afectan la inflamación y la curación y, utilizados adecuadamente, pueden acelerar el proceso de curación y optimizar el resultado final. Sin embargo, cuando se hace una mala elección o se utilizan mal, los agentes físicos pueden perjudicar o potencialmente impedir la curación completa.

2. Dolor: El dolor es una experiencia desagradable desde el punto de vista sensorial y emocional asociada con un daño tisular real o potencial. El dolor protege normalmente a las personas al disuadirles de realizar actividades que podrían causar un daño a los tejidos; sin embargo, también pueden interferir con actividades normales y causar limitación funcional y discapacidad. Por ejemplo, el dolor puede alterar el normal desarrollo de actividades como dormir, trabajar o hacer ejercicio físico. El alivio del dolor puede permitir a los pacientes participar de forma más completa en actividades normales de la vida cotidiana y puede acelerar el inicio de una programación de rehabilitación activa, limitando así las consecuencias adversas de la inactividad y permitiendo un progreso más rápido hacia la consecución de los objetivos de funcionalidad del paciente.  
            El dolor puede ser el resultado de una patología subyacente, como inflamación articular o presión sobre un nervio, que está en proceso de resolución o de una patología, como una malignidad, que no es de esperar que se resuelva de forma completa. En cualquiera de las dos situaciones, el alivio del dolor puede mejorar el nivel de actividad y participación del paciente. Mientras que el dolor persista, se puede continuar el uso de intervenciones para aliviarlo, incluyendo los agentes físicos, y se debería interrumpir cuando el dolor aparezca.
            Los agentes físicos pueden controlar el dolor mediante la modificación de la transmisión o la percepción del dolor, o actuando sobre el proceso subyacente causante de la sensación de dolor. Los agentes físicos pueden actuar regulando la transmisión del dolor a nivel de la médula espinal, alterando la velocidad de conducción nerviosa, o alterando la liberación de neurotransmisores centrales y periféricos. Los agentes físicos pueden actuar sobre el proceso que causa el dolor al modificar la inflamación y curación de los tejidos, la extensibilidad del colágeno o el tono muscular.  

3. Extensibilidad de colágeno y restricciones de la movilidad: El colágeno es la principal proteína de soporte de la piel, tendones, cartílago óseo y tejido conjuntivo. Los tejidos que contienen colágeno  pueden acortarse como resultado de so inmovilización es una posición de acotamiento o de su movilización solo en un arco de movilidad (ADM) limitado. La inmovilización puede ser el resultado de desuso causado por un debilitamiento o lesión neutral o por la aplicación de un dispositivo externo como escayola, vendaje o fijador externo. El movimiento puede estar limitado por un trastorno interno, dolor debilidad, mala postura o un dispositivo externo. El acortamiento de músculos, tendones o capsulas articulares puede estar causados por una restricción del ADM articular.
            Para devolver al tejido su longitud funcional normal y permitir así su movilidad competa sin dañar otras estructuras, hay que estirar colágeno. El colágeno se puede estirar de forma más fácil y segura cuando es más extensible. Debido a que la extensibilidad del colágeno aumenta en respuesta a un aumento de la temperatura, es muy frecuente la aplicación de agentes térmicos antes de estirar los tejidos blandos para optimizar el proceso de estiramiento.

4. Tono muscular: Es la tensión subyacente que sirve de base para la contracción de un musculo. El tono muscular se ve afectado por factores nerviosos y biomecánicos y puede variar como consecuencia de una patología, una demanda esperada, el dolor y la posición. Un tono muscular anormal generalmente es la consecuencia directa de una patología nerviosa o una secuela indirecta del dolor causado por una lesión de otros tejidos.
            Una lesión del sistema nervioso central, como puede ocurrir con un traumatismo en la cabeza o un infarto cerebral, puede causar aumento o disminución del tono muscular en la zona afectada, mientras que una lesión del sistema nervioso motor periférico, como puede ocurrir en una comprensión, tracción o sección de un nervio, puede disminuir el tono muscular en la zona afectada. Por ejemplo, un paciente que ha tenido un infarto cerebral puede presentar un aumento del tono muscular en los músculos flexores de la extremidad superior y los músculos extensores de la extremidad inferior del mismo lado, mientras que un paciente que ha sufrido una lesión por compresión del nervio radial a su paso por el surco radial del brazo puede presentar una disminución del tono muscular en los extensores de la muñeca y de los dedos.
            El dolor puede aumentar o disminuir el tono muscular. El tono muscular puede estar aumentado en los músculos que rodean a la zona lesionada dolorida para fijar la zona y limitar el movimiento, pero también puede ocurrir que el tono en la zona dolorida sea inferior al normal como consecuencia de la inhibición. Aunque una inmovilización de protección puede prevenir un agravamiento de la lesión por una actividad excesiva, si se prolonga en el tiempo puede también alterar la circulación, retrasando o impidiendo la curación. La disminución del tono muscular como consecuencia del dolor, como ocurre por ejemplo, con la hipotonía (disminución del tono muscular) refleja de los músculos extensores de la rodilla causada por una torcedura en la rodilla, cuando la extensión es dolorosa, puede limitar la actividad.
            Los agentes físicos pueden afectar al tono muscular bien directamente, actuando sobre la conducción nerviosa, la sensibilidad nerviosa o las propiedades biomecánicas del musculo, o indirectamente, disminuyendo el dolor o actuando sobre la causa subyacente del dolor. En la mayoría de los casos la normalización del tono muscular disminuirá las limitaciones funcionales y la discapacidad, permitiendo a la persona mejorar su rendimiento en las actividades funcionales y terapéuticas que realice. Los intentos para normalizar el tono muscular pueden favorecer también la consecuencia de mejores resultados con las técnicas pasivas de tratamiento, como la movilización pasiva o una posición determinada.    
Reparación Tisular

            La reparación tisular o reparación de tejidos es un proceso complejo en el que la piel u otros tejidos, se reparan después de una lesión accidental, enfermedad o intervención quirúrgica. La curación de heridas implica la actividad de una compleja red de células de la sangre, tejidos, citoquinas, y factores de crecimiento que se traduce en un aumento de la actividad celular y causa una intensa demanda metabólica de nutrientes. El estado general de salud y nutricional del paciente influye en el resultado del tejido dañado: la combinación de una dieta y suplementos ricos en nutrientes, especialmente en proteínas y energía, crea un entorno ideal para la curación fisiológica. Varios cofactores nutricionales que participan en la regeneración de tejidos se han identificado como las vitaminas A, C, y E, zinc, arginina, glutamina, y la glucosamina.

Fases de la Reparación Tisular

            La reparación tisular se puede dividir en tres fases principales: inflamatoria, proliferativa y de remodelación. A continuación se describen brevemente cada una de ellas junto con las recomendaciones a seguir durante el tratamiento de fisioterapia.

Fase Inflamatoria

            Comienza al instante de producirse la lesión, suele tener una duración de 2-3 días y tiene como objetivo local eliminar todas las sustancias nocivas, limpiar los tejidos dañados y detener la hemorragia preparando la zona para la posterior reconstrucción y reparación de la lesión. Las células protagonistas de esta fase son los macrófagos.
            Durante el tratamiento en esta fase se debe realizar el protocolo RICE. Para obtener un diagnóstico conciso se recomienda realizar una ecografía después de pasadas 48 horas de producida la lesión.

Fase Proliferativa

            Comienza al culminar la fase proliferativa –aproximadamente al 4to día de producida la lesión– y suele durar 3 semanas. Va a ocurrir una migración de fibroblastos a la zona que van a formar nuevo tejido de colágeno junto con un proceso de angiogénesis que va a aportar oxígeno y nutrientes necesarios para que el proceso de reparación y reconstrucción se lleve a cabo.
            Durante el tratamiento de fisioterapia se debe evitar la fibrosis y la pérdida de la condición física. Se debe prescribir actividad física en bicicleta, piscina, elíptica, etc, junto con ejercicios progresando de isométricos a concéntricos y excéntricos empezando por rangos de movimiento no dolorosos hasta evolucionar a rangos completos.

Fase de Remodelación

            Es la fase en la cual las miofibrillas maduran y se reorganizan formándose una cicatriz de colágeno permanente junto con una disminución de los vasos sanguíneos formados durante la angiogénesis.
            Durante el tratamiento es necesario recuperar por completo la fuerza muscular aumentando las cargas e introduciendo ejercicios polimétricos y de velocidad junto con trabajo funcional dependiendo del tipo de paciente que estemos tratando.


Posibles complicaciones de la Reparación Tisular

            Cuando el proceso de reparación tisular no se produce de manera correcta lo más común es encontrar una cicatriz rígida que genera tensión y dolor. También se puede desarrollar una miositis osificante, típica en lesiones que se producen por impacto o por iatrogenia al realizar técnicas antes de tiempo.


Bibliografía

Cameron, Michelle H. Agentes físicos en rehabilitación, tercera edición. Consultado en julio, 2017.

Martín Cordero, Jorge E. Agentes físicos terapéuticos, edición del 2008. Consultado en julio, 2017.

Ochoa, Gonzalo. Fisiocampus. Consultado en julio, 2017. https://www.fisiocampus.com/fases-de-la-reparacion-tisular